La palabra endodoncia proviene del griego endo ‘dentro’ y odontos ‘diente’, por lo que podemos deducir que es el tratamiento del interior del diente. La endodoncia supone uno de los tratamientos estrella de una clínica, pues salva dientes de mal pronóstico. Antiguamente, cuando dolía un diente se procedía a extraerlo; hoy día, gracias a esta técnica podemos conservarlo.
Es importante ser consciente de que se trata de una técnica en ocasiones muy compleja, que precisa de una especialización y una capacitación adecuadas, así como de un profesional debidamente actualizado. Es labor del endodoncista que desde su capacitación sepa valorar qué es relevante y qué no.
Podríamos resumir, grosso modo, que una endodoncia consta de dos partes:
- La primera es la ‘instrumentación’, en la que mediante unos agentes mecánicos y químicos específicos extraemos el nervio y desinfectamos el conducto.
- La segunda parte es la ‘obturación’, que consistente en rellenar dicho canal con otro material de tal forma que perdure en el tiempo.
Cualquiera de las dos partes es absolutamente indispensable, y si no se hace correctamente el pronóstico es malo.
Quizás, la parte más complicada y que más nos cuesta a los endodoncistas, a parte del procedimiento de endodonciar en sí, es establecer un diagnóstico claro y conciso del estado pulpar (nervioso) de un diente. Digamos que los dientes tienen una mínima capacidad regenerativa en la que la propia pulpa puede paliar el problema aposicionando dentina y retrayéndose, es lo que se denomina ‘pulpitis reversibles’.
Estos casos suponen un mínimo porcentaje de los totales, debido a que el paciente acude normalmente cuando es tarde y realmente le duele; es entonces cuando hablamos de ‘pulpitis irreversibles’ en las que el diente precisa de una endodoncia.
Si el paciente sigue aguantando ese dolor sin acudir a su dentista, con el paso del tiempo dejará de dolerle y pensará que su problema ya está solucionado, pero realmente nos encontramos ante un estado de necrosis pulpar, un estadio de evolución degenerativo e infeccioso del diente, que en casos graves puede suponer incluso su hospitalización.
Digamos que estos son los tres pasos que, por este orden, va sufriendo un diente que sufre caries o algún tipo de estímulo negativo tales como desgastes, sobrecargas… y este proceso puede durar días o años.
Revisiones
Gracias a la endodoncia, aún en el último estadio de evolución, son sobresalientes los casos en los que salvamos el diente, pero en una mínima proporción ya es demasiado tarde y precisa extraer la pieza.
Es muy importante que el paciente acuda a sus revisiones. Por ello, siempre intentamos concienciarles de que las patologías en la boca no cursan necesariamente con dolor. En muchas ocasiones son asintomáticas y la única manera de detectarlas es acudiendo a estas revisiones. Generalmente cuando aparece dolor ya estamos actuando a destiempo.
En la Clínica Dra. Campoy disponemos de diversas técnicas para abordar una endodoncia, específicas para caso concreto y avaladas científicamente, ya que nunca hay dos dientes iguales, y en ocasiones algunas piezas, generalmente las muelas, presentan anatomías realmente complejas.
Somos conscientes de que nos encontramos en tiempos difíciles en los que aplicar terapias de alta calidad pueden parecer económicamente costosas, y lo entendemos perfectamente. Únicamente pedimos cautela con la abundante publicidad engañosa que hoy día nos desborda. Un buen profesional se conoce o se recomienda, y esto ha de ser el criterio a seguir a la hora de su elección, sobre todo en lo referente a su salud. No hay que buscar al que más se publicita o el de menor coste si no viene respaldado por un nombre con trayectoria profesional que garantice una calidad e implicación en los tratamientos.
Para terminar, felicito a los excelentes profesionales que aman su trabajo, y conservan ese afán de superación que es lo que debe mover cualquier ámbito de la vida.
Dr. Sanz Campoy
Odontólogo Colegiado Nº 1324